sábado, 17 de agosto de 2013

NUESTRAS BALSAS DE OVERA. Por Mª Amparo e Isabel Ramos Gallego


LA BALSA DE JUAN MARIN. Por Mª Amparo Ramos Gallego.
  El regreso de cada verano nos trae a la memoria cómo las balsas han estado presentes de una forma o de otra en la vida de todos los que nos criamos en Overa.


 Mi padre( el niño) y mi tía Paca, junto a amistades en el muro de la balsa, en los años 30

En nuestro caso la relación fue especial con dos de ellas. Por un lado  la de nuestra familia en La Concepción, vinculada a la propia historia familiar: “la Balsa de Juan Marín”, como siempre se le conoció a mi abuelo por la cesión intencionada, generosa como fue su propia vida, de no ser llamado por su propio apellido en favor de un vecino con idéntico nombre.

Mi abuelo construyó esa balsa a la vuelta de la emigración de Cuba, a principios de los años 30, del siglo pasado. Juan (Ramos) Marín, originario de Palacés(Zurgena),nieto de labradores e hijo de militar muerto en la guerra de Cuba, emprendió con 4 años de edad una vida itinerante, junto a su madre viuda, por diversos países de Latino América, por donde se fue educando de forma autodidacta: Argentina, Paraguay, y finalmente Cuba, donde ejercía de representante de una editorial valenciana ( editorial Guerri). A principios de los años 20, tras distintas visitas a España decide casarse con mi abuela Isabel(Castellón), natural de Overa, en su pretensión de no desvincularse de su tierra de origen. Pasan unos años en La Habana, donde nace mi padre, y posteriormente piensan volver a España y afincarse de forma definitiva aquí. El lugar elegido Overa, junto a la familia: mi abuela vuelve primero con el niño, mi abuelo liquida progresivamente sus intereses en Habana y regresa definitivamente en 1933.

Su escogida “vuelta a la tierra” es literalmente “a la tierra”, pues para empezar su nueva vida había ido comprando diversos trozos de terreno en La Concepción, con intención de ir agregándolos debido al escaso tamaño que caracterizaba los repartos de tierras existentes, tras múltiples sucesiones familiares, y se dedicó a la agricultura.
Visita de unos familiares del Perelló, junto a mi abuela Isabel y mi primo José Bonillo, principios de los 60.

El 23 de febrero de 1932 adquirió por contrato privado un trance de riesgo eventual de 306 metros cuadrados, en el sitio llamado de los Pinos, a Dª Encarnación Sánchez Parra, viuda. Esta parcela es colindante a otras ya compradas donde edificó una casa cortijo, con destino a vivienda para su madre, y un pozo, el primer pozo de riego en La Concepción. En dicha parcela en alto, con la pendiente apropiada, y flanqueada por dos acequias construyó la balsa, de unos 200.000 litros de capacidad aproximada. Se contrató el suministro de luz para la explotación con la compañía “El Chorro”. Esta era usada para el riego, sirviendo de depósito para el conveniente reparto. De ella se aprovisionaron durante décadas las múltiples fincas y  “paratos”, trozos de tierra de más pequeña cabida, en que se halla dividido el Pago dela Concepción, al margen izquierdo del río Almanzora. La infraestructura fue un hito para la época, y supuso la primera modernización en los sistemas de riego empleados hasta el momento en dicha zona, basados en el sistema de tandeo de aguas de las cimbras o ante eventuales avenidas del río captadas a través de sus canalizaciones por acequias o boqueras.

Juan Marín tenía por costumbre, según nos referían vecinos contemporáneos suyos, visitar personalmente, en periodos de extrema sequía, todas las parcelas de los propietarios que demandaban riego, con objeto de detectar cuál era la tierra más necesitada de él, y en función de esto seguir un escrupuloso orden en la tanda de agua de manera que nadie resultara perjudicado en la cosecha ya que esto podía repercutir incluso en el sustento de las familias. Poseía una pizarra negra en la caseta del pozo, en la que diariamente escribía el “Ave María”, por sus profundas creencias religiosas, y en la que llevaba registrado un sistemático recuento de horas de riego realizadas, pendientes, etc.

Esta balsa también sirvió de recreo a juventud de la Ermita, de los años 40 a 60, a través de visitas furtivas para bañarse que nos refieren, en las que además se degustaba algún albaricoque u otra fruta veraniega, del vergel que mis abuelos crearon en su entorno.

Además, a falta de otro “reclamo turístico” para la época, era visita obligada para aquellos familiares de viaje por Overa, con la consiguiente foto en el muro.

Mi padre (José Juan Marín) para poder hacer la extracción de agua, desde la adolescencia, bajaba un pesado motor-buzo  a las entrañas de aquel oscuro agujero que era el pozo, por una escalera de peldaños de hierro que descendía por el brocal, tarea que a medida que descendía el nivel del acuífero se hacía más laboriosa y peligrosa. La balsa y el pozo estuvieron en funcionamiento hasta principios de los 80, en los que la existencia de pozos más modernos  dejó sin objeto su uso. Nunca recuerdo haberme bañado en ella, acaso quizá, por el miedo que me despertaba todas las tareas que mi padre tenía que realizar para su gestión, pero si recuerdo como un ritual su llenado: nos íbamos a “aquel lao” a esperar que la balsa se llenara, y mi padre lavaba chumbos,de una especialidad de escasas pinchas y especial dulzor existentes en aquel páramo,en un cubo de con la base agujereada a modo de colador bajo el chorro de la canal de  la balsa.

Mis hermanas y yo, sin embargo, aprendimos a nadar en otra balsa paradigmática de Overa: “la de Doña María” (pero eso ya es otra historia, con otros recuerdos entrañables).

Amigos de Overa en la Balsa de Los Venteros. Años 60

LA BALSA DE DOÑA MARÍA MOLINA. Por Isabel Ramos Gallego.

     En homenaje a nuestro tío PEDRO BONILLO LÓPEZ: Recuerdo aquellos días de verano de la década de los 70 en que nos acompañaba a media mañana a la “balsa de Doña María”, para enseñarnos a nadar, lo que hizo con las tres sobrinas. En alguna ocasión íbamos con alguna amiga que se nos unía. A veces coincidíamos con la familia propietaria, al ser él el administrador de la finca,“el encargao” como le gustaba decir.

Recordamos  varias anécdotas a lo largo de aquellos años: reseñar las picaduras de avispa de las que éramos objeto para acabar poniéndonos una uva verde para evitar el hinchazón, por consejo de un invitado estudiante de medicina; o alguna culebra de agua, que esporádicamente aparecía y nos hacía soltar un grito, eso,sí no se trataba del agua que salía por la canal, fresquísima en los días de riego que nos hacía tiritar, y sin embargo, cuando alguien preguntaba “¿Cómo está el agua?”, había alguien que siempre contestaba “ ¡Estupenda!”


balsa de Dª María

Al tío Pedro como instructor de natación, cuando le preguntábamos ¿Tú sabes nadar?, con su sencillez habitual nos decía: “Yo me defiendo”.

Lo cierto es que él, nos ayudó a “defendernos” en el agua. Primero con la cuerda, después con el flotador de corchos y luego con los brazaletes, de buena calidad, porque pasaron por las tres hermanas, hasta pasar a sólo uno. Hasta que por fin, llegó el ansiado día en el que dije: “Ya nado sola, Tío Pedro”. A lo que él añadía: “Sí, pero no te separes de la orilla, porque si te cansas...”. Y es que él era así siempre, paternal, tratando de evitar situaciones que entrañasen  dificultad. A menudo, le gustaba decir: “¡Nada tranquila, tranquila……..!”.

   Gracias Tío Pedro, por tu paciencia y sobre todo por tu bondad.
BALSA DE D. PEPE O DE LAS MOLINAS. AÑOS 50



domingo, 11 de agosto de 2013

ELOGIO A OVERA. Por Salvador Navarro Fernández


 CITA DE PERSONAJES FAMOSOS EN OVERA,

CRUCE DE CAMINOS Y RUTA MILITAR. 


Overa, la más famosa

Fue de España y sus regiones

En algunas ocasiones

De aquella vida azarosa.

Aquí transitó la gloria

Militar de las legiones

Romanas con Escipiones,

Con Aníbal, tunecinas;

Las de Aragón alfonsinas

De Alfonso el Batallador;

Las árabes de El Mansor,

De Castilla isabelinas

Con Fernando el de Aragón;

De Jeromín “felipinas”

Y de Franco el dictador.

También conoció la fama

Por otras varias razones:

Por lo sutil de la lana

De baladores corderos

Al son del ronco cencerro,

Por su melibea naranja

Y su paisaje solar,

Por ciegas inundaciones

De la lluvia torrencial

De otoño en las estaciones,

Y por ser cruz de caminos

De las comunicaciones

Entre la sierra y el mar

Y distintas poblaciones

Su río seco y capaz,

A la vez, de gran caudal

Y su puente gris de hierro.

 EN HOMENAJE A RODRIGO CARO Y A LA “ODA A LAS RUINAS DE ITÁLICA”; Y DEDICADO A OVERA Y A MIS PAISANOS.                                    

Estos tristes, ¡ay, dolor! que ves ahora

Campos de sequedad, huertos quemados

Fueron un tiempo aldea vital famosa.

Aquí, de Cipión el Africano

Calzada fue de ruta montuosa.

 Itinerario de la Vía Hercúlea que pasaba por “Hércula-Overa” (desde ADARAS a SAETABI –¿de Adra a Játiva?) seguido por Balbo de Gades cuando fue a visitar a Tito Livio, y que fue hallado en los baños de Vicarello a 30 Km de Roma.


 
                    
                   
Cumbre del Cabezo de la Jara, en los confines de Huércal-Overa, supuesta tumba de Escipión el Africano   


  Busto de Cneo Escipión, tío de Escipión el Africano

 Yace el honor, bajo una larga espera,

Y es hoy reliquia solamente

De aquellos días lejanos en Overa

La hazaña  gloriosa de su gente.

Zozobra el barco en mar tempestuosa

Gime la tierra y llora sin consuelo

Reza, sufre,  impreca y desespera

Mira y niega la imagen monstruosa

De abandono y desprecio de su suelo

Que a tantos dio alimento generosa

A la orilla del río, en su ribera

Cuando  quiso echar Dios, agua del cielo

En el temido otoño o primavera

En noche de relámpagos y truenos

O  tarde veraniega tormentosa,

Que exclamar motivara de los buenos:

¡Válgame Dios! ¡Qué lluvia tan severa!

 Santa Bárbara venga a socorrerte

Si andas en descampado y a tu suerte

Y  sale y estás cerca, el río de Overa.

Atiende el ronco son de caracolas

Que avisan del peligro, de la muerte

Que traen las tumultuosas, turbias olas

                  

 

 Riada en el Almanzora.

 Del río que viene rudo a cualquier hora

Y  mueve gruesas piedras y a la gente

Que feliz a su orilla vive y mora,

Arrastra sin piedad, terriblemente

Y tumba enorme mole tan ingente

De una tarde de lluvia en una hora

Como aquel nuestro extraordinario puente

De hierro fabricado firmemente

De barandillas que al vibrar sonoras

Cantaban su canción rítmicamente.

Te enfrentas a un gigante impenitente,

Un cíclope sin alma que elabora

Tragedias en silencio, indiferente

Al tránsito del tiempo, eternamente:

El formidable, rústico  Almanzora.

De los sus ricos huertos solamente

Despojos quedan pobres, lamentables.

Vestigios de anteriores admirables

 Que apenas ya se ven difícilmente,

Riquezas que se dice inalcanzables.

 Aquellos frescos baños veraniegos

Que el calor nos quitaron en la infancia

Al tiempo que alegraron nuestros juegos

Bajo chopos de sombra en abundancia

Al arrullo del agua en sus cantares

Y a la caza de ranas musculares

No volverán en estos tiempos ciegos. 

 Las aguas de cristal primaverales

Que del río manaban regaladas

Hoy no son más que infectos albañales

Y lagunas  de hedor no depuradas.

Rincones de floresta ornamental

Ruina son de ellos tan sólo ahora

 Y toda aquella fronda vegetal

Recuerdo amargo es de bella flora.

Álamos que crecían en muchedumbre,

Cañares que formaban selva umbrosa

En el río que nos dio la vida hermosa

Hoy son sólo nostalgia y pesadumbre,

Y de todo queda una sola cosa:

Abandono, residuo y podredumbre.

Esfuerzo es necesario y voluntad

De recuperación de aquella era

De riqueza y de hermosura tanta.

Desde La Concepción hasta La Santa,

Y desde san Miguel a Los Navarros

Desde La Sierrecica hasta El Pilar

Y de Los Menas hasta Santa Bárbara

Con un sólo afán, de igual manera,

Sin excluir ningún rincón de Overa,

 Seamos de la esfera toda asombro

Piedras de sillería sean los  guijarros

Renazca el ave fénix del escombro

Y volvamos a revitalizar

La imagen de nuestra localidad

Trabajando en común, hombro con hombro.

 Aquí  tuvo su cuna un legendario

Nunca envidioso pueblo, sí envidiado

Que al resto del planeta trasladó

Como de  Itaca  Ulises añorado

Amores de la tierra que dejó

Y emigró a país o continente

De clima y lengua ambos desconocidos

Hizo trabajos mal retribuídos

Pisó una tierra,  gélida o ardiente

Y nunca del esfuerzo se quejó

Ni añoró una fortuna sonriente.

Mas, si acaso alguna vez la suerte

Fue buena con él, le fue propicia

Ahorró con profusión, sin avaricia;

Del país de acogida se alejó

Y volvió al calor de la familia.

 

               Emigrantes

De Cesaraugusta hasta Urci llegó

Tres meses a lomos de brioso corcel

 Guerreando con moros sin darles cuartel

Aquel belicoso rey campeador

Señor de Navarra y de Aragón

Que mandó en Zaragoza, aunque no en Teruel

 Alfonso Primero el Batallador.

 Combatió en otoño desde San Miguel

Que en septiembre empieza, a final de mes

Pensando en Granada una y otra vez.


 
Castillo de Overa en Santa Bárbara.

“En Nadal alcázar de Overa avistó”

Y siguió la ruta del río Almanzor

Luego que de viandas se aprovisionó

Pues  ya era esta tierra un rico vergel.

 
Alfonso I El Batallador y sus huestes llegaron, a través de los pasos de Játiva y Peña Cadiella, a Murcia y al Valle del Almanzora, por el que accedieron a Baza y a Granada.

En el anno de Nuestro Sennor de M CXXV, plegó sus gentes et con él don Gastón de Bearne, don Pedro vispe de Caragoça, don Esthevan vispo de Jacca; en el mes de octobre entraron en la tierra de los moros, tallando et destruyendo plegoron a Valencia; et depués passaron Xucar et talloron Dennya, depués passoron Murcia, depués fueron a d'Almeria, que la clamavan en aquel tiempo Urcia, et a la raiz de una sierra et montanna fincaron sus tiendas, et en el lugar que dizen Alcaçar tenieron la Nadal con gran goyo et abastamiento de viandas. Enpués esto fueron a Granada et, talando et destruyendo, depués cercó Cordova; y el rey sennor de todos los reyes moros d'Espanna con todo su poder ixió a dar batalla en el lugar que yes dito Azinçol et fueron vencidos los moros, et fue y el rey de Córdova et morieron grandes gentes de moros que no y havía conta.
 
 

Crónica de San Juan de la Peña

[versión aragonesa]
Juan de Barbastro (trad.)
 
 


En el siglo doce se enseñoreó

De tierras de moros, y poco faltó

Para adelantarse a su sucesor

Fernando Segundo aquél de Aragón

Quien con la Católica reina Isabel,  

 Como antes otros, Overa pisó

 Y luego Real Sitio en Antas montó

 Y con bravas huestes villa conquistó

Que llamaban Baria - aún Vera, no-

Antes que Granada se viera también

 Libre del gobierno del Islam feroz.

 
Don Juan de Austria, temido militar, hermanastro de Felipe II

 Con la sublevación de los moriscos

Llegó don Juan de Austria hasta Zurgena,

Y cordero de Overa en los apriscos

Daría a su hueste una noche buena

Admiró las fontanas fluviales

Contempló los espléndidos trigales

Saboreó negras moras de zarzales

Y aspiró los aromas naturales.


 Bandera anarquista de la época republicana

 Aquí una vez prendió el colectivismo

De buena voluntad, de la anarquía

Seria, bien observada, y del civismo;

Aunque duró poco su hegemonía.

Fue arrancada de raíz por el franquismo

Y no quedó más que melancolía

De aquella ingenuidad e idealismo.

 
   Escudo español de la época de los Reyes Católicos, y vigente en la de Franco.

Luego fue el nacionalcatolicismo

El que recuperó  la primacía;

Y esta vez, como ejemplo de amiguismo,

A su jefe ofreció una dama pía

Alojamiento en su cortijo mismo:

El más rico de todos los que había.

Allí descansó Franco un solo día

Como jefe de Estado -era su oficio

Y el de mandar en plena autonomía-,

Con toda su milicia y policía,

Atendido en desvelo de servicio

Por algún gobernante en pedanía

De la localidad, fuera de quicio.

Aquel Marte, fugaz pasó en Overa

Sólo el tiempo de oír pavos reales

Graznar allá entre los naranjales

Pero no admiración pura y sincera

Aunque sí miedo y paz reverenciales

Como en los cementerios funerales.
                       

    

          El “Guernica”, de Picasso, símbolo de la reconciliación, y advertencia.                                    

 Aquellos claroscuros ya pasaron;

Desapareció el vertical sindicalismo

Nuestras desavenencias se olvidaron

Y se esfumó el oscuro pesimismo.

¡Pero cuánto de aquello se perdió…!

¡Cómo llegó la era decadente…! 

¿Dónde se fue la luz de aquella gente

Abnegada, feliz que aquí vivió?

¿Volverá aún a brillar incandescente

El saber popular de mis paisanos

 El hacer delicado de artesanos

La ocurrencia ingeniosa, el fruto sano

De la frase  graciosa e inocente,

Del arte primorosa de sus manos…?

Dice el refrán que el palo se parece

 A la astilla que de él se haya sacado;

 O dicho de otro modo, que la astilla

Es según la madera  de que viene.

 Deseo que el refrán vuelva a ser cierto

Y que sea aplicable en nuestro caso;

Que emprendamos quehaceres con acierto

Y cuando no lleguemos a buen puerto

 Sepamos desprendernos del fracaso

Como supieron sortear dificultades

Los que nos precedieron en edades 

Antiguas, nuestros antepasados.

Generaciones nuevas llegarán

Que  la nuestra a sus hijos como ejemplo

De honrada estirpe y modelo a un tiempo

Ufanos y orgullosos propondrán

Deseosos de que sean hombres cabales

Y prudentes mujeres principales.

Esta tierra les agradecerá

 La buena fama que ellos sepan darle

Y en su seno amorosa acogerá

Al  que, naciendo, vino a saludarle.
  

                                ©     Salvador Navarro Fernández

jueves, 8 de agosto de 2013

"A NUESTRO GUSTO", COCINA PARA HACER AMIGOS.4. GURULLOS. Receta de Inés Alarcón Sánchez. Editada por Ana Mª. García Díaz

 
Doce platos con encanto de Overa
Nuestra tierra siempre ha sido cruce de caminos y pago abundante de todo tipo de productos agrícolas... Por eso su cocina recibe múltiples influencias: murcianas, arábicas, serranas, marineras... y cuenta con unos fantásticos productos que hacen posible el milagro que platos corrientes en otros lugares, aquí tengan el gusto de lo extraordinario...


"Recetas de aquí, de las de antes y, algunas, con el toque de ahora, nuestras...buenas; de Overa"

A todas las mujeres de Overa que han forjado lo que hoy es nuestra historia culinaria. A todas ellas, el primer bocado de cada plato que se prepare a partir de este blog.

 
 
 
GURULLOS CON CONEJO y CARACOLES 

 
1.- EL DÍA DE ANTES
 
Cada vez que veo este suculento plato, vienen a mí recuerdos de mi infancia. Cuando yo era niña y mi bisabuela, mi mamá Fefa estaba haciendo gurullos, me daba un trozo de masa para que yo hiciera también y mientras tanto me contaba historias. ¡Cómo me gustaban esos momentos con ella!(A.M. García)
 
 
Elaborando la masa de los gurullos

 
2.-INGREDIENTES

1/2 kg de conejo
200 g de judías blancas secas
2 patatas medianas
2 tomates maduroscuchara
1 cebolla
1 pimiento verde
1 pimiento choricero seco
4 dientes de ajo
2 ramitas de perejil
1/2 copa de aceite de oliva
Azafrán
Sal
Para los caracoles

400 g de caracoles
1 cabeza de ajos
Laurel
Agua
 
Hacer gurullos requiere su técnica y mucha práctica...
Para los gurullos
100 g de harina
4 cucharadas de aceite
Sal


 
Inés Alarcón Sánchez, autora de la receta.
3.-ELABORACIÓN

Paso 1: Preparar el conejo
Partir el conejo en dos mitades, desechando la cabeza. Cortar cada mitad en trozos pequeños.

 

Paso 2: Preparar verduras
Poner a cocer las judías y partir el pimiento verde en dados.
Triturar el tomate y filetear la cebolla.
Partir las patatas en dados.
Machacar en mortero el perejil y el azafrán.
 
Paso 3: Freír
 
Freír los ajos y el pimiento choricero seco, reservarlos.
Dorar en cazuela los trozos de conejo, añadiendo el pimiento verde, la cebolla y el tomate.
 
Paso 4: Preparar los caracoles
Lavar los caracoles y cocerlos lentamente con una cabeza de ajos, el laurel y agua.
 
 
Paso 5: Cocción
Agregar al sofrito los caracoles.
Verter abundante agua, el machacado, las patatas, las judías cocidas previamente aparte y cocer todo durante 20 minutos.
 
 
Paso 6: Preparar gurullos
Hacer una masa a mano con la harina, agua, aceite y sal sacando tiras con la mano.
Cortar con la punta de los dedos hasta darles forma de granos de arroz. Se hace el día de antes y se dejan secar, hasta el día siguiente.
 
Paso 7: Terminar el guiso
    Echar los gurullos antes de que cuezan las patatas.
Apartar del calor y dejar reposar.

 
4.-PREPARACIÓN EN MESA

    La forma más tradicional de servir este plato es en una cazuela de barro, o en su defecto, un buen plato hondo al que hay que acompañar con un buen vino tinto, preferiblemente de Almería.
 
 
 
5.-CURIOSIDADES
 
     Los gurullos con conejo y caracoles forman parte del patrimonio gastronómico de Overa. Se trata de un plato que también se elabora en otras comarcas al Norte de Murcia donde es habitual el uso culinario de caracoles. Pueden también hacerse solos con conejo o con caracoles; una delicia igualmente.
 
    Los gurullos son un guiso de gran tradición que ha ido adaptándose a la gastronomía regional. La historia se remonta a la época romana y arábigo-andaluza. Tanto a los romanos como a los árabes les gustaba deleitarse con la carne de conejo y con las verduras típicas de la zona como el pimiento, la cebolla, etc. Y la pasta de cereales ha estado presente desde el origen de la dieta mediterránea.
 
    Los romanos criaban caracoles en huertos especiales, a los que llamaban coclearia. Sin embargo, su consumo se remonta a la época de las cavernas, pues el principal alimento del hombre prehistórico son los moluscos, familia a la que pertenece el caracol de tierra.
 
    Esta receta resulta muy saludable y sabrosa tanto por la mezcla de la carne de conejo y el sabor típico de los caracoles serranos, como por el uso de verduras de temporada.
    En otras épocas era frecuente hacerlos con chapetas, caracoles típicos de Overa, pero desgraciadamente esta especie está al borde de la extinción y está totalmente prohibido recolectarla.