lunes, 22 de diciembre de 2014

LOS BAILES DE ÁNIMAS EN PALACÉS Y EN LA ERMITA DE LA CONCEPCIÓN. Por Jema Bonillo Díaz



 
INTRODUCCIÓN
El culto cristiano a las Ánimas o Fieles Difuntos comenzó a celebrarse en el siglo V, pero no sería hasta el siglo VII cuando debió ser ya una fiesta de cierta importancia en España que se celebraba el 8 de Enero, día de los Santos Inocentes.(En el calendario mozárabe de Córdoba, del siglo X, aparece duplicada la celebración, conmemorándose tanto el  29 de diciembre como el 8 de enero).
En torno a esta liturgia se constituyeron las Hermandades de Ánimas, siendo de las más antiguas la de Las Pedroñeras (Cuenca), fundada en el siglo XIV y la Cofradía de Nuestra Señora de los Inocentes y de los Desamparados  de Valencia, fundada en los primeros años del siglo XV.
En Granada, la Hermandad de Corpus Cristi, Ánimas y Misericordia llegó con los Reyes Católicos, a finales del siglo XV. Es bastante lógico pensar que en el Norte de Almería, Albacete y Murcia, lo hicieran también a lo largo del siglo XVI.
 La  hermandad granadina tenía entre otras funciones la hospitalaria y la ¨Imperial Universidad de Granada¨, celebraba las fiestas de San Nicolás de Bariel 6 de diciembre, día en el que los estudiantes  elegían a ¨su obispo¨  el cual tenía silla junto al altar del Santo. Su dignidad duraba hasta el día de los Inocentes, en el que vestido de pontifical asistía a los oficios divinos y donde el arzobispo de Granada, Señor Talavera, actuaba de camarero del falso obispo.
 
La ¨Consuetaque¨ que regula las ceremonias de la catedral granadina, refiriéndose a estos personajes recoge lo siguiente: “…hacen todos sus oficios cuerda y devotamente, sin que con ello haya burla, ni chufla ni deshonestidad alguna”.
Esta costumbre fue prohibida en 1526, pero debió perdurar, parodiada por el pueblo llano en sus festejos, sobre todo en el medio rural donde se modificaría y adaptaría a cada localidad.
Esta es la referencia histórica más antigua y clara que he encontrado entre  Inocentes y bailes de Ánimas, a los que dedicaré este relato.
En Gran Bretaña, en algunas ciudades españolas y en casi toda Europa continental, se sigue practicando la tradición medieval de entronizar a un obispo-niño el día de San Nicolás hasta el 28 de diciembre, día de los Inocentes.
En el siglo XVII, los franciscanos en el Levante, Murcia, norte de Almería y Granada, impulsaron con fuerza el culto al Purgatorio y al Infierno, en torno al cual debieron proliferar las Hermandades de Ánimas y surgir las Cuadrillas del mismo nombre, para cantar en las misas y pedir el aguilando en dinero y en especies que posteriormente se subastaban, con el fin de atender los gastos de misas, mantenimiento de iglesias, ermitas y festejos.
En el siglo XVIII hubo una denuncia del párroco del pueblo alpujarreño de Órgiva, ante la Real Chancillería de Granada por ¨Los crímenes, ofensas y delitos, cometidos por el pernicioso abuso de las varas de Inocentes en las Pascuas¨.
En el proceso quedó establecido el doble uso, sufragar gastos de iglesia y fiestas, con las limosnas recaudadas por los inocentes por medio de  bailes, pujas, encierros en la cárcel, bromas de Inocentes o subastas.
 
LOS BAILES DE ÁNIMAS
Apenas si tengo memoria de esta tradición, tristemente desaparecida de nuestro bagaje cultural desde los años sesenta. Me refiero concretamente a los bailes de Ánimas en Palacés y  en la Ermita de la Concepción.
Se celebraban en muchos pueblos y aldeas de la zona del bajo Almanzora en los que hubiera una iglesia o una ermita tales como Zurgena, Los Menas o Santa Bárbara. Sólo he podido obtener información de los realizados en las  localidades mencionadas a través de personas, que por su edad, los han vivido en pleno auge.
 Se organizaban los días 25, 26 y 27 de Diciembre en Palacés y 26, 27 y 28 de Diciembre en la Ermita de la Concepción.
Eran todo un acontecimiento social que se iniciaba, terminada la misa, en la puerta de la iglesia y se prolongaba después de cenar en casas particulares, en escuelas y en salones parroquiales.
Aunque el objetivo último de esta fiesta era la recaudación de dinero para sufragar los gastos de fiestas y de iglesia, eran también una forma de disfrutar con alegría de unos días de esparcimiento, en los que participaban por igual mayores y pequeños.
 
La Navidad era una fecha importante porque, aparte del sentimiento religioso tan presente en épocas pasadas, el invierno era la época del año en la que las labores del campo eran escasas; las cámaras estaban llenas de productos de la matanza y las despensas  de mantecados, rollos, galletas y sobaos. La gente con poco trabajo y los paladares agradecidos, podía entregarse con el mismo ardor, tanto a la devoción como a la parranda.
Estas agradables celebraciones, presentaban una magnífica oportunidad para reunirse con amigos y familiares en torno a la fiesta y a la mesa, encontrar novio o novia, formalizar relaciones amorosas, confraternizar con vecinos y desconocidos e incluso soportar con buen ánimo a los metepatas, siempre presentes en cualquier comunidad.
Se lucían las mejores galas y pelendengues en una clara demostración de prosperidad, muy útil a la hora de que  muchachos y muchachas encontraran un buen partido con la aprobación de futuros suegros.
Los jóvenes con trajes y zapatos  nuevos, estaban más guapos que nunca porque, a la lozanía de la juventud, había que añadir un parámetro de belleza de épocas pasadas: Los rostros aclarados del sol del verano. Las muchachas obligadamente recatadas por educación y por su carabina y los chicos listos para aprovechar cualquier descuido de la misma. 
 
ORGANIZADORES DEL BAILE DE ÁNIMAS: INOCENTE, MAYORDOMOS Y MÚSICOS.
-La mayor autoridad en el sarao era ostentada por el Inocente. Este personaje fundamental del baile de ánimas, lo representaba un hombre carismático y con gracejo de la localidad, que  vestido de forma estrafalaria, parodiaba la jerarquía de un obispo o un juez con su blusón de marchante a modo de casulla o de toga, un sombrero por mitra, tan raro como raro fuese su portador y una vara, a modo de báculo o bastón de mando.
Era el Inocente el que, en medio de piruetas, frases ingeniosas y blandiendo su garrote, se encargaba de parar la música o reanudarla y de disponer quien bailaba o quien no lo hacía, en función de la puja más alta, realizada por cualquier persona asistente al evento.
-Los Mayordomos eran los ayudantes del Inocente, que como distintivo vestían también blusón de marchante y su función era recaudatoria y la de atender a los músicos para que no les faltara una copilla de aguardiente que agilizara los dedos y aclarara las gargantas. También ofrecían un trago a los que realizaban las ofertas más generosas, a los que habían cantado bien o a los que con más gallardía se habían movido en la pista.
- Los músicos, personas del lugar diestras con las guitarras, los laudes, las bandurrias, los platillos y la pandereta, eran el elemento imprescindible del jolgorio, y normalmente cantaban al tiempo que tocaban sus instrumentos.
Los asistentes que tenían buena voz y alguna ocurrencia, se acercaban a los tocaores e improvisaban sus coplillas para risa de unos y, a veces, escarnio de otros y siempre para divertimento de casi todos.
 
MECÁNICA DEL BAILE
Los músicos, cuadrillas de ánimas,  tocaban malagueñas, el más lento de los ritmos, que se bailaba con suavidad y permitía el lucimiento de los danzantes. Raramente se tocaban parrandas, similares a las primeras pero algo más bruscas y saltarinas. También se tocaban, algunas que otras murcianas y sevillanas a las que se imprimía un ritmo muy rápido.
Este tipo de bailes no tenía pasos fijos  y la mujer  marcaba la coreografía que tenía que seguir su pareja. Era motivo de admiración y elogio que la dama liara (hiciera perder el ritmo) a su pareja  con mudanzas enrevesadas, vueltas, revueltas y cruces imposibles.
Cada estrofa era bailada, previa puja, por una pareja o un grupo de bailaores.
Todo el que quería bailar con una o varias personas o quería que otros lo hiciesen, le transmitía su oferta al Inocente, este, arrastrando la vara por el suelo y entre chanzas y mohines, anunciaba el nombre de los danzantes, quienes tenían que salir y colocarse al lado de los músicos con la pose adecuada para iniciar, unos sin pena y otros con gloria, los acompasados movimientos. Cuando iban a sacar el pie para empezar a bailar, era frecuente que  alguien pujara más alto para que se retiraran. En este caso, el primer pujador o abría un poco más su faltriquera o los danzantes se apartaban y dejaban su sitio a los siguientes. El ¨¡que se quiten…¡¨, o ¨¡ que se pongan…¡¨ se prolongaba hasta que uno de los enfrascados en la subasta se retiraba con menos dinero y más postín y el otro con el orgullo vapuleado y la bolsa intacta.
El que asistía al evento sabía que si alguien pagaba por él para que bailara, sólo tenía tres opciones: bailar, pagar por no hacerlo o abandonar el festejo. 
 
Quiero resaltar una curiosidad: los aplausos como homenaje son relativamente recientes en nuestro medio rural. Cuando alguien y según el argot de la zona, se sacudía bien las pulgas, en señal de reconocimiento, la gente se agolpaba en los alrededores de las improvisadas pistas de baile y vitoreaba a los que se movían con más gracia y pericia al grito de -¡Viva quien baila¡-. Este tipo de halagos también se dedicaba a los músicos y a los cantaores  con un -¡Viva quien toca¡- o -¡Viva quien canta¡- y a todos ellos se contestaba educadamente con un -¡Viva quien habla¡-.
Generalmente pujaban:
Los maridos para bailar con sus mujeres, los padres para que bailaran sus hijas, los novios para bailar con sus novias, los pretendientes para bailar con sus pretendidas a modo de declaración amorosa y los malasombras, siempre con buen humor y para animar el cotarro, para que bailaran juntos los novios que habían roto, los vecinos peleados, los solterones y solteronas con jovenzuelos, los que todos sabían que no sabían bailar e incluso las personas de avanzada  edad.
La puja para que no se bailara era una forma de sana competencia y para aumentar la recaudación, pero también había otras motivaciones menos nobles como: fastidiar al prójimo evitando el lucimiento de personas a las que se tenía ojeriza, los muchachos despechados importunaban de esta forma a sus rivales, los chicos que pugnaban por el amor de una misma chica demostraban su arrojo y hombría saliendo vencedores en la contienda y los que disfrutaban molestando al personal porque el mundo los hizo así.
 
LOS BAILES EN PALACÉS
Después de la preciosa Misa de gozo, acompañada por los mismos instrumentos que se utilizarían más tarde en el baile y por las voces de todos los asistentes, se iniciaba el baile en la puerta de la iglesia el día veinticinco de Diciembre. Por la noche continuaba en el salón de la escuela vieja y en casas particulares como la del tío Meregildo o el cortijo de la Loma.
En la postguerra las pujas oscilaban entre una y cinco pesetas y los organizadores eran:
-Inocente:  Frasquito el Cuco
-Mayordomos: Paco el Cachorro, Pedro el Rufino y Miguel el Culebro.

-Músicos: Agustín el Paperas con la guitarra, Agustín el de Ángeles  con el laúd, Francisco el Cuco con la pandereta y Andrés el de Manuela con los platillos.
-Cantaores: Rufina la Panseca, Agustín el Rufao, Juana la de Ramón, Elena la de Rufina y Agustín el de Ángeles.
- Mejores bilaores: Pepa la Rubia, María la de Ángeles, Rufina la Panseca, Juana la de Dolores, Luisa la Pinilla, Dolores la Panseca, Andrés el Rubio, y Agustín el de Ángeles.
Mi abuela Ángeles (nacida en 1893) me contaba la siguiente anécdota:
Cuando ella era pequeña, una noche en la que bailaba un paisano conocido como  ¨el Ronquío¨, hombre entrado en años y en kilos, uno de los asistentes gritó: -¡Viva quien baila¡-.  Ante el piropo se infló de satisfacción y reventó los cordones de los zaragueles que llevaba que cayeron al suelo dejando ver sus vergüenzas. Creo que el espectáculo provocó risas e hirió los ojos de los espectadores hasta muchos años después del incidente.
 
LOS BAILES EN LA ERMITA
Eran similares a los de Palacés, pero, a decir de mis informadores, se celebraban los días 26, 27 y 28 de diciembre y eran los más concurridos de la comarca.
Se formaban en la puerta de la iglesia y se prolongaban en la tarde noche hasta la una o las dos o incluso las tres de la mañana, en casas privadas como en la de José el cura, casa del Poniente, casa de las Chachas, cortijo de los Severos y cortijo de los Pinos. En 1947 ó 1948, todos los vecinos del barrio con su trabajo y aportación económica, construyeron un salón anexo a la ermita y desde ésa fecha se organizaron en él, hasta el último que tuvo lugar en Diciembre de 1963.
Desde 1939 a 1963, las pujas cambiaron desde un mínimo de una peseta hasta un máximo de cincuenta pesetas (Desde 0,5 a 30 céntimos de euro).
Los organizadores eran:
-Inocente: El tío Juan el de Rosa,  una celebridad en estas lides. Con su complexión menuda, su actitud pausada y su voz aflautada y un atuendo compuesto por blusón y zaragueles realizados con telas multicolores al igual que el sombrero y su vara reglamentaria, hacían de su actuación todo un espectáculo.(Sustituía la vara por un sable cuando subastaba las especies donadas a la cuadrilla de Ánimas).
-Músicos:  Diego el del Paraor, Salvador y Blas de Juana la Yesera, el Voltete y Pedro López con la guitarra, Diego el del Paraor y José el Pardo la bandurria, Miguel Navarro la pandereta y los platillos y Paco Díaz la pandereta.
-Cantaores: El Tremendo, el Voltete, Concha la de Miguel Navarro, María la de Encarnación y María la de Ana Dolores
-Mejores bailaores: José el  Pardo, Paco Díaz, Jerónima la de Juandíaz y Frasquito el de Alonso y su madre.
Confieso que esta anécdota me la dijeron mis tías en secreto, pero como me parece bonita la voy a contar: Baltasar el Comunista, novio en aquel momento por presiones familiares de una muchacha y enamorado de otra, dio en secreto a Paco Díaz dinero con instrucciones precisas. Cuando Paco pujó para que bailaran juntos  Baltasar y su amada Mariquita, lo hicieron con tantas ganas y tanta gracia que pusieron a la gente en pie.
Otra anécdota famosa sucedió cuando: un pretendiente al que detestaba, pujó para bailar con Trinidad Pardo. Ésta, mujer divertida donde las hubiera  y que no se pensaba las cosas dos veces, saltó por la muralla de la ermita de unos dos metros de altura huyendo de la quema, y puestos en jolgorio, saltaron detrás de ella el tío Juan el de Rosa y Gaspar el Colorín. 
 
Después improvisaron esta coplilla en el baile:
Se tiró la moza por la muralla
porque no quería bailar,
el tío Juan el de Rosa
y Gaspar el Colorín detrás.

El Tremendo dedicó ésta a su mujer:
Yo se lo dije a la Hilaria
que venía de lavar
y me dijo la puñetera
¡qué fresca me quiés pillar¡

De Jerónima la de Juandíaz:
Unos no querían venir
Y a otros les daba vergüenza
pero hemos formao cuadrilla
la gente de los Ballestas.

Otras coplillas de Palacés
De Pedro el Quiles:
Entre Palacés  y la Ermita
hay un acuerdo tomado
y es que pase lo que pase,
siempre serán como hermanos.

Anónima:
Entre naranjos y azahar
y la flor de la ciruela,
hay una joya preciosa
que es la soledad de Overa.

Anónima:
Ni los dorados trigales
ni las rojas amapolas,
se comparan en belleza
con María Auxiliadora.

Anónima
En el barranco el Madroño
hay una calabacera
que le llegan los ramales
a la puerta de mi suegra
y se le ha enroscao en el moño.

Escribo este relato como homenaje a las personas que aparecen en él y a las que debido a mi desconocimiento no menciono, a nuestros antepasados en general  y  sobre todo a mis maravillosos padres Jerónima Díaz Sánchez (la de Juandíaz) y Agustín Bonillo Pérez (el de Ángeles), porque a pesar de las estrecheces económicas, sociales y políticas, todos ellos fueron capaces de dejarnos el maravilloso legado de la alegría de vivir con ingenio y  generosidad.
 
Termino con una coplilla que cantaba mi padre, que nos da idea de la fraternidad entre las gentes de los dos lados del rio:
Vivan Palacés, Zurgena,
La Ermita y Almajalejo,
Santa Bárbara y los Menas
Y también el Corral viejo.

AGRADECIMIENTOS:
Mi gratitud para Dolores Quiles Bernal, quien a pesar de los pesares, conserva su buena memoria, su amabilidad, su buen humor  y un gran cariño por mí que es recíproco.
Va también mi cariño para mis dos hermanas mayores: mis tías Isabel y Juana Díaz Sánchez y como no, para mis tíos Miguel García Parra y Pedro López Perales.
Sin la paciencia y la información de todos ellos, no hubiera sido posible este relato.

Bibliografía:
Gaceta de Antropología – Fiestas y cofradías de Inocentes y Ánimas de Granada. Análisis de las fiestas de Granada  de D. Demetrio  E. Brisset Martín, catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Málaga


miércoles, 17 de diciembre de 2014

A NUESTRO GUSTO. COCINA PARA HACER AMIGOS. 3. LECHE CON ARROZ DE "MI MARIDITO".

 
Postres con encanto de Overa

         Nuestra tierra siempre ha sido cruce de caminos y pago abundante de todo tipo de productos agrícolas... Por eso su cocina recibe múltiples influencias: murcianas, arábicas, serranas, marineras... y cuenta con unos fantásticos productos que hacen posible el milagro que platos corrientes en otros lugares, aquí tengan el gusto de lo extraordinario...
 
"Recetas de aquí, de las de antes, y algunas con el toque de ahora. Nuestras...buenas; de Overa"
 
A todas las mujeres de Overa que han forjado lo que hoy es nuestra historia culinaria. A todas ellas el primer bocado de cada plato que se prepare a partir de este blog.
 

Arroz con leche de mi maridito. Receta del fondo documental de Overa Viva.


LECHE CON ARROZ DE "MI MARIDITO"
 
TAL COMO SUENA
No nos hemos equivocado, el ingrediente principal de este plato es la leche, buena leche de los rebaños de cabras de Overa. Es un plato de cariño, por eso se disfruta tanto haciéndolo. Abstenerse gente malhumorada, agría, maledicente, envidiosa… Hasta la “buena leche” se corrompe cuando no la maneja gente amigable, contenta, positiva, enamorada, feliz… ¡ Que aproveche ¡!

INGREDIENTES

• 1 litro de leche de vaca o cabra... natural a ser posible. Y si es del rebaño de mi amigo Pepe “El pichiche”… Superior.
• 150 gr de arroz de calidad. No creo que lo encuentres de Overa; puede ser de La Albufera o del Delta de Ebro. (no somos para nada nacionalistas).
• 100 gr de azúcar. Morena a ser posible.
• 1 limón de Overa, por supuesto.
• 1 canela en rama, pero en rama.
• 2 cucharaditas de canela en polvo.(sic)
• 2 Claras de huevo, para montar. De gallinas de corral… de Overa: ¡Ya lo has pillao!

PREPARACIÓN

• 1. Pon en un cazo al fuego con abundante agua y sal y cuando comience a hervir echa el arroz. Déjalo 10 minutos y apaga el fuego. Escúrrelo.
• 2. En otro cazo pon a fuego muy lento la leche dándole vueltas para que se vaya consumiendo….
• 3.. Cuando la leche comience a hervir, añádele el arroz escurrido, la canela en rama y la piel de limón cortada finamente. Sin prisas, con cariño, removiendo cada 3/5 minutos… Déjalo hervir suavemente durante 1 hora. No le pierdas ojo y deléitate con la fragancia de sus olores. Cuando le falten 10 minutos añade el azúcar (al gusto), sin excesos, que no mate los sabores… (Todos los excesos son malos).
• 4. Después, lo apartas del fuego y le vas añadiendo, poco a poco, con movimientos circulares las claras bien montadas. Montar las claras tiene su esmero, el intríngulis está en ser persistente, fuerte, suave… (¿a qué me recordará esto?).
• 5. Finalmente lo echarás a una fuente plana, y lo espolvorearas con la canela molida. Puedes hacerle imaginativos dibujitos. Esta receta es espesita, pero etérea. Recuerda el mousse… pero a la overense.


CONSEJOS PRÁCTICOS
Pon la fuente en medio de la mesa y tú y tu maridito, uno a cada lado, os vais dando cucharadas, despacio, sin apartar la mirada… hasta que los ojos se os cierren de “ puritito” placer.

Es un plato ideal para cualquier tipo de pareja (oficial, de
hecho, espontánea… de la guardia civil...etc.). Con más personal en la mesa...pierde mucho encanto y hasta sabor.
 

¿Quieres repetir?

 


domingo, 14 de diciembre de 2014

ADRIAN MORATA, UNA VISIÓN SORPRENDENTE...Exposición fotográfica



      Adrian Morata Castelló es un jovén fotógrafo de Overa con una trayectoria impresionante. Su forma de mirar la realidad que le rodea, de darle vida a lo que mira, hace que nos sorprenda en cada propuesta que nos muestra con sus fotos. Vamos a conocer un poco de su vida y bastante de su trabajo. Le auguramos un gran futuro.
Estamos orgullosos de contar con él en Overa Viva como amigo y como colaborador.
ESTA FOTO SINTETIZA EL BUEN HACER DE ADRIAN MORATA. CINTAS A CABALLO EN OVERA.
 El movimiento, el momento perfecto, el colorido, la emoción..eso y mucho más es la fotografía de Adrian Morata....

LA NATURALEZA EN SUS MOMENTOS ESPECIALES, ESA NATURALEZA ÚNICA DE OVERA EN EL OBJETIVO DE ADRIAN MORATA...


LUNA LLENA SOBRE OVERA. Adrian Morata

ATARDECER 1. Adrian Morata

PALOMAS AL ATARDECER. Adrian Morata.

ATARDECER 3. Adrian Morata.
ATARDECER EN OVERA 4. Adrian Morata.


GRANÁ. Adrian Morata.


LOS NIÑOS SON PURO MOVIMIENTO, ADRIAN LOS CAPTA EN PLENA ACCIÓN... EN SU HABITAT NATURAL: EL JUEGO...

NIÑOS JUGANDO 1. Adrian Morata


NIÑOS JUGANDO 2. Adrian Morata.


NIÑOS JUGANDO 3. Adrian Morata.

NIÑOS JUGANDO 4. Adrian Morata.

ÚTILES HABITUALES EN LOS HOGARES DE OVERA . BODEGÓN 1. Adrian Morata.
 
LA ORZA DEL AGUA. BODEGÓN 2. Adrian Morata.

GRANJA. Adrian Morata.



JUGANDO CON LAS TEXTURAS. BICICLETA. Adrian Morata.


EL MOVIENTO CONTENIDO, LA EMOCIÓN PALPITANTE EN CADA GESTO DE LA MODELO...

LA MIRADA DE LA MODELO. Adrian Morata

LA MIRADA DE LA MODELO 2. Adrian Morata.
 
CLARO OSCURO. Adrian Morata.
 
CLARO OSCURO 2. Adrian Morata.

LA POESÍA DE LA NATURALEZA CON LA HUELLA DEL SENTIMIENTO HUMANO....

SOLEDAD 1. Adrian Morata.


SOLEDAD 2. Adrian Morata.

  LOS MONUMENTOS OLVIDADOS DE OVERA, NECESITAN DE MUCHAS MIRADAS PARA SACARLOS DEL OLVIDO Y EL ABANDONO...

 
ATARDECER EN EL PUENTE HIERRO. Adrian Morata.

PUENTE HIERRO, SANTA BÁRBARA Y CASTILLO. Adrian Morata.

 


GATO EN BLANCO Y NEGRO. Adrian Morata.
 
RALLY 1. Adrian Morata.


RALLY 2. Adrian Morata.

OESTE. Adian Morata.

CARRERA DE CINTAS A CABALLO 2. Adrian Morata.

Y PARA FINALIZAR UNA BROMA O UNA METAFÓRA: ADRIAN ESTÁ EN TODAS PARTES, SI ES EMOCIONANTE EL MOTIVO Y SOBRE TODO SORPRENDENTE....




COMPOSICIÓN. Adrian Morata.




GRACIAS ADRIAN POR TU COLABORACIÓN CON OVERA VIVA, ESPERAMOS MUCHAS MÁS OBRAS TUYAS....
Es otra mirada, distinta, necesaria, enriquecedora de ver los paisajes, las cosas, las personas... Nos sentimos sorprendidos por tanta belleza, por tu agudeza y tu sensibilidad.

lunes, 8 de diciembre de 2014

OCHO DE DICIEMBRE DE 2014...TERCER ANIVERSARIO DE OVERA VIVA

"Satisfacción, alegría, recompensa, agradecimiento, ilusión, fuerzas ...y una inyección de motivación enorme. Con estas sentidas palabras casi podríamos describir lo que han sido estos tres años tan intensos en OVERA VIVA".
Tercer Aniversario de Overa Viva

Un proyecto que el día 8 de diciembre (DÍA DE LA INMACULADA) hace tres años,  veía la luz. Durante este tiempo, hemos superado todos los objetivos, y sobre todo hemos unido a muchos amigos y amigas en un proyecto común: HACER UNA OVERA MÁS CONOCIDA, MÁS QUERIDA, MEJOR Y CON ESPERANZA E ILUSIÓN EN EL FUTURO.
 
 
Aprovechamos este día para agradeceros de todo corazón vuestro apoyo diario, constante, vuestras aportaciones y colaboraciones, vuestras palabras de cariño, vuestra participación en las campañas de sensibilización llevadas a cabo: EL CARNAVAL DE OVERA, PROBLEMAS DE OVERA Y CAMINOS DE SOLUCIÓN, SALVEMOS EL CASTILLO DE OVERA...Y queremos transmitiros que Overa Viva somos todos, todos y cada uno de vosotros, amigos y amigas unidos en este proyecto que un día 8 de diciembre nació lleno de ilusión y buenos deseos para Overa. Nos queda mucho trabajo por hacer, pero con la colaboración y unión de todos lo conseguiremos: ¡¡ADELANTE OVERA...!!
Nuestra presencia en las redes sociales queda reflejada con estos datos:
 
OVERA VIVA......150.000 visitas al blog: www.overaviva.blogspot.com , 300 artículos de estudio y reflexión sobre Overa, más de 2 millones de visitas a Google*, Twitter, Instagram... Millones de visitas a nuestras páginas de Facebook... Más de 2.000 fotos sobre Overa colgadas en Internet, 200 vídeos de tradiciones, costumbres e historia... OVERA VIVA; UNA FORMA DE ENTENDERNOS...SÍGUENOS!!



jueves, 4 de diciembre de 2014

LA MATANZA DEL CERDO EN OVERA. Monografía realizada por Ana Mª. García Díaz.

HISTORIA
Muchos son los testimonios con referencia a la matanza del cerdo que nos han legado nuestros antepasados a través de la sabiduría popular. Pues durante cientos de años, este saber popular ha ido recogiendo mediante recetarios orales transmitidos de padres a hijos, todo el instinto rural siempre sabio y siempre acertado.

"La matanza del cerdo en Overa". Fotografía Henrique de Dinamarca. Fondo documental de Overa Viva. Años 60.
En su realización entran a formar parte técnicas, instrumentos, saberes y creencias profundamente imbricados en la cultura de cada pueblo, e incluso, exclusivas de cada familia.  
Resulta curioso, como pintores, literatos y escritores costumbristas se han servido con frecuencia de este tema para llevarlo a sus obras. Entre ellos, Cervantes, Antonio de Salazar, el Bosco, Goya, Lope de Vega, Benito Pérez Galdós,....y un largo ecétera. Todos ellos junto con artistas e historiadores, han dejado patente la importancia que ha tenido esta costumbre propia del ámbito rural, la matanza, en la alimentación como medio de autosuficiencia y una forma de suplir necesidades en épocas de precariedad. No sin destacar las relaciones sociales y familiares que llevaba implícitas a lo largo de la historia.
Celebrada una vez al año, era la fiesta por antonomasia.

FASES DE LA MATANZA
Debemos entender la matanza como un periodo largo que se podría estructurar en las siguientes fases: engorde, matanza y curado.
Matanza en Los Navarros, Overa. Años 30. Casa de Pascual Castelló, matarife sin igual. "La matanza del cerdo en Overa". Fondo documental de Overa Viva.
El engorde
El engorde del cerdo empieza siempre nueve o diez meses antes de llegar el día señalado. Eso sin contar los casos en los que se compraba para su inmediato sacrificio.
En Overa, esta fase se hacía cuidadosamente alimentando al cerdo con chumbos e higos secos. Ya casi al final del engorde se le echaba un poco de "berbajos de salvao" de harina. En el otoño se incluían en la dieta los restos inservibles de las cosechas de frutales: manzanas, peras, membrillos... También suponían una importante y rica aportación los restos de las comidas de las casas que iban a parar a la "pocilga" para el consumo de los cerdos. Cuando el peso era el adecuado, alrededor de los 150 Kilos, se consideraba finalizado este proceso. 

La matanza
En Overa, como en todos los ámbitos rurales españoles,  la matanza constituía un rito social y familiar, aunque en la actualidad tienden a ser menos los hogares que llevan a cabo esta costumbre popular, a pesar de estar muy arraigada. Su duración era de dos o tres días, y servía para favorecer la comunidad entre vecinos y familiares por su laboriosidad, dado que del cerdo se aprovechaba todo y todo se realizaba de forma artesanal, con diversas peculiaridades en función del lugar en que se celebre. Ya decía el refrán: "Del cerdo hasta los andares".
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Pascual Castelló e Isabel. Fotografía cedida por Isabel Castelló.Fondo documental de Overa Viva.
El rito era y es una fiesta gastronómica y un saber hacer de conocimiento gastronómico acumulado de generación en generación que se efectúa una vez al año, coincidiendo con los meses más fríos del invierno y con el final del engorde. Eran días especiales, que aunque cargados de mucho trabajo, las reuniones familiares y de amigos suplían cualquier cansancio.
"La matanza del cerdo en Overa". Casa de Angustias de Ruperta. Fondo documental de Overa Viva. Fotografía cedida por Isabel Castelló.
Las vísperas
Los días anteriores a la matanza se celebraban reuniones familiares para comunicar el día elegido. Un día que se previera sin lluvia y sin condiciones meteorológicas adversas. Lo ideal era un día soleado con una buena helada matinal.
A mi padre, Antonio García, matarife experto de toda la familia y siempre dispuesto con su amabilidad a serlo de los vecinos que lo avisan. Fondo documental de Overa Viva. "La matanza del cerdo en Overa".
Habitualmente se invitaba a uno o dos vecinos expertos matarifes y se preparaban los instrumentos afilándolos. Se buscaban las máquinas para hacer los embutidos y se limpiaban; era el momento de fregar los barreños, lebrillos, calderas de cobre y el gran cucharón de madera para darle la vuelta a las morcillas y poder sacarlas de la caldera; se preparaban los haces de leña para que la chimenea siempre estuviera encendida y poder calentar el agua para pelar al cerdo primero y cocer las morcillas después.
La dueña de la casa donde se celebraba la matanza empezaba los preparativos para llenar la despensa, pues había que preparar comida abundante para dar de comer a tantos invitados como se iban a sentar a la mesa durante esos días de matanza. Entre sus tareas esos días, también estaba el comprar los pimientos colorados secos para cocerlos y pasarlos por una máquina para dejarlos con una fina textura que se utilizaría como ingrediente para elaborar los chorizos que formaban parte de los embutidos que se elaboraban el segundo día de la matanza.
"La matanza del cerdo en Overa". Haces de leña preparados para la matanza. Fondo documental de Overa Viva.
Justo el día anterior a la matanza, se pelaba la cebolla con ayuda de vecinas y familiares y se cocía en la caldera con agua hirviendo. Posteriormente, se metía en un saco con agujeros para que escurriera el agua y se dejaba así toda la noche hasta que al día siguiente llegara la hora de ser utilizada para la elaboración de las morcillas.
También era tarea del día anterior, lavar los "mazos" de tripas que se habían previsto para completar las que se podían conservar del cerdo y tener así cantidad suficiente para los embutidos. Para este proceso, había que tener preparados unos cuantos barreños con naranjas peladas y troceadas y otros con limones y sal.

"La matanza del cerdo en Overa". María, lavando los mazos de tripas el día anterior a la matanza. Naranjas y limones de su finca "El Recreo" no faltaban para dicha tarea. Fondo documental de Overa Viva.
El día de la matanza
Es importante destacar, como este rito aparece marcado por una clara división sexual del trabajo. Así, encontramos que hay tareas destinadas a los hombres y otras a las mujeres. Y así se comprobará durante el desarrollo de este artículo en cuanto a la forma de llevar a cabo la matanza del cerdo.
"La matanza del cerdo en Overa". Fondo documental de Overa Viva.

El día de la matanza, antes de que amaneciera, se empezaba a calentar el agua en la caldera marcando ésta el momento para comenzar con el sacrificio del cerdo. Pues hasta que no estuviera hirviendo no se empezaba.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de las hermanas Castelló. Fondo documental de Overa Viva.
La sesión comenzaba muy temprano, entre las 8 y las 9 de la mañana. El matarife iba provisto de un gancho con el cual enganchaba al cerdo por la mandíbula y lo llevaba hasta la mesa de madera.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en la Finca El Recreo, Overa. Fondo documental de Overa Viva.
Junto con el matarife con su cuchillo se sitúan los hombres que van a sujetar al animal con unas cuerdas y la mujer que va a recoger la sangre del animal en un barreño o lebrillo.
"La matanza del cerdo en Overa". Finca El Recreo, junto a Antonio y María anfitriones del mismo. Fondo documental de Overa Viva.
Es muy importante la labor de la mujer en este momento para que no se cuaje la sangre, por lo que la mujer no dejará de moverla y sacará la madeja para conseguir una buena calidad final de los productos del cerdo con el adecuado drenaje de la sangre del animal. Ésta se empleará posteriormente en la elaboración de las morcillas. El cerdo chilla desesperadamente durante esta fase y puede oírse desde lejos. Tras finalizar la muerte del animal, se produce una división del trabajo en la familia: cada sexo realiza las tareas asignadas socialmente a cada uno.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Pascual Castelló. Fotografía cedida por Isabel Castelló. Fondo documental de Overa Viva.
Los hombres, antes de pasar a limpiar al cerdo,  suelen tomar unas copas de anís o coñac con algún polvorón o mantecado para reponer la energía gastada momentos antes.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Juanito "el de Juan Morales". Fotografía cedida por la Asoc. Sociocultural Mujeres de Overa. Fondo documental de Overa Viva.
Después se procede a pelar al animal, es decir, eliminar el pelo de la piel. Esto se puede hacer de varias formas, pero en Overa, la más frecuente es pelarlo con agua caliente. Más bien, agua hirviendo de la caldera que desde bien temprano estaba puesta en el fuego sobre unas buenas "estreves", y que se echaba sobre el cuerpo del animal para rápidamente empezar a raspar con cucharas de acero. Las pezuñas se arrancaban metiendo las patas en un cubo con agua hirviendo y tirando de ellas con un fardo y con la ayuda de un gancho. Tras esto, se limpiaba el cerdo con un asperón y agua tibia y luego con una maquinilla se eliminaba el resto de pelo que quedaba hasta quedar blanco como el nácar.


"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García, en la finca "El Recreo". Fondo documental de Overa Viva.
A continuación se colgaba el cerdo atando las dos partes traseras en un palo de madera llamado camal, que queda prendido en los soportes que había en el techo. Nos cuenta Isabel Castelló, hija del matarife Pascual, que su padre llegado este momento, echaba un trozo de carne a un perro, y con su sorna habitual decía: si el perro no se ha muerto podemos comernos la carne. En esos tiempos, el análisis del veterinario no formaba parte del entramado de la matanza.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García, en la finca "El Recreo". Fondo documental de Overa Viva.

"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García, en la finca "El Recreo". Abriendo el cerdo. Fondo documental de Overa Viva.

"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García, en la finca "El Recreo". Fondo documental de Overa Viva.
Allí, el matarife abría el cerdo y se retiraban las vísceras por completo, recogiéndose cuidadosamente en un garbillo grande en el que había un plástico en la base. Parte de ellas, sobre todo los intestinos y el estómago se reservaban y se limpiaban de los contenidos que había dentro. Esta operación se realizaba por las mujeres de la familia. No se trataba de una operación agradable ya que el olor,  el intenso frío y la humedad están presentes durante el proceso. Ahora se realiza en el mismo lugar donde se lleva a cabo la matanza, pero tiempos atrás las mujeres se trasladaban a la cimbra (desembocadura de la rambla de Almajalejo al río Almanzora a su paso por Overa) para lavar el "menudo".
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García, en la finca "El Recreo". Fondo documental de Overa Viva.

Fases posteriores
A mediodía, las mujeres se afanaban en ordenar y preparar todos los ingredientes y utensilios para después de comer empezar con la tarea de embutir las morcillas. Mientras tanto la dueña de la casa, preparaba unas ricas "tajás" con la magra del cerdo, el hígado y diversas partes del animal, que junto con su aliño es el esperado plato del día. Alrededor de la sartén de tajás, se colocaban con un porrón de vino y unos cuantos chascarrillos todos aquellos que habían colaborado en las tareas de esa mañana.
Por la tarde se continuaba con la limpieza de vísceras, y las mujeres empezaban ya a cocer el arroz, pasar la cebolla por la máquina para que quedara con una textura más fina, tostar la matalauva,...y todos los ingredientes necesarios que conformarían la masa de las morcillas. 

"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García, en la finca "El Recreo". En la imagen, María su mujer, meneando la masa de las morcillas. Fondo documental de Overa Viva.

Y lanzando una pincelada para el recuerdo de los que vivimos esa época dorada de las matanzas, esas horas de la tarde eran las más ansiadas para los niños y niñas. Nos íbamos a buscar cañas a la "ramblica" para hacernos pipas que rellenábamos con la matalauva que a hurtadillas cogíamos sin ser vistos por los mayores. Eran formas de diversión que hoy ya casi están desaparecidas.



Una vez lista la masa, es decir, después de haber hecho las catas suficientes para comprobar que la masa estaba en su punto se empezaba a embutir las morcillas.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García, en la finca "El Recreo". Fondo documental de Overa Viva.

"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de la familia Rubio Diaz. Fondo documental de Overa Viva.
Mientras unas mujeres las embutían, otras las ataban por las puntas de las tripas y las colocaban en un lebrillo hasta el momento de echarlas a la caldera para cocer los primeros ejemplares. Por la noche se celebraba una fiesta en la que lo primero era probar ese rico manjar: las morcillas. Aunque a veces iba unido a algún que otro enfado si se habían reventado muchas durante su coción.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de la familia Rubio Diaz. Ana Diaz, echando las morcillas a la caldera. Fondo documental de Overa Viva.

"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García y María, en la finca "El Recreo". Fondo documental de Overa Viva.

"La matanza del cerdo en Overa". Noche de morcillas en casa de Antonio Mateo y Ana Rubio. Fondo documental de Overa Viva.

El día después
Amaneciendo el día, el matarife empezaba a despedazar el cerdo que había estado toda la noche oreándose colgado de una viga a resguardo de perros y alimañas, en un lugar donde podía darle el relente de la noche gracias a una adecuada ventilación. Cuando finalizaba su labor, era el momento para echar directamente en las brasas del fuego unos buenos filetes de carne que acaba de ser preparada por el matarife. Ese sabor era inconfundible...aún hoy recuerdo con nostalgia esos momentos en los que mi madre escogía la mejor magra y me la preparaba con una buena rebanada de pan casero.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en la finca de Doña María Molina. Años 50. Fotografía Henrique de Dinamarca. Fondo documental de Overa Viva.
Conforme iban llegando las mujeres más madrugadoras, se comenzaba con el trabajo de partir la carne y los mantos de grasa para la masa de los embutidos. Se distribuían las partes del cerdo a diferentes mujeres, para que las fuesen cortando a trocitos pequeños.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Felipe Bonillo y Magdalena. Fondo documental de OveraViva.
Los hombres mientras, salaban los jamones y las paletillas. En algunos casos, se llevaban a un secadero a Serón para ser recogidos al cabo de unos meses.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García, en la finca "El Recreo". Preparando las masas para los embutidos. Fondo documental de Overa Viva.
La operación de embutir los chorizos, salchichas, longanizas, morcones, butifarras, blanquillo... solía comenzar después de comer unas ricas migas con tajás, y podía durar toda la tarde/noche donde una rica olla de col reponía las energías gastadas y ponía el punto y final a la matanza.
"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García, en la finca "El Recreo". Fondo documental de Overa Viva.
Se empleaba para ello una máquina especial que mediante presión introducía la masa elaborada con la carne y los ingredientes adecuados, en la tripa de cerdo. Muchas veces, la máquina no era de la familia que realizaba la matanza y la tenían que pedir a algún vecino que la prestaba y corría así la suerte de ser invitado a la matanza. Generalmente a comer morcillas y recibir algún trozo de cabeza del lomo, algunas morcillas, etc.


"La matanza del cerdo en Overa". Matanza en casa de Antonio García, en la finca "El Recreo". Embutiendo los chorizos. Fondo documental de Overa Viva.
Era habitual, cuando corrían otros tiempos, que en casas de gente adinerada, con poca práctica en la preparación de los productos del cerdo, se contratara a una mujer o acudieran las vecinas a realizar esa labor a cambio de alguna recompensa.
En la mayoría de los hogares, días después de haber finalizado la matanza, se freían los lomos y las costillas para adobarlos y conservarlos en orzas con aceite. Así, las despensas nunca se veían vacías!!!
El curado
Todas las casas de Overa estaban preparadas para la curación de los productos resultantes de la matanza. El proceso de maduración (secado) de los embutidos era fundamental para su conservación y posterior degustación. Para ello era fundamental la buena temperatura, y una adecuada ventilación en la habitación donde estaban colgados. Si tras finalizar la matanza corrían días de sol el éxito del secado estaba asegurado.
"La matanza del cerdo en Overa". Embutidos oreándose como culminación a la matanza. Fondo documental de Overa Viva.
VISIÓN ACTUAL
Nuestros mayores nos han transmitido un legado, un modo de hacer la matanza: qué especias utilizar, para qué adobar la carne, cómo curar los embutidos....Y en todos estos conocimientos tan sabiamente atesorados, reside algo tan importante como la autosuficiencia y la necesidad alimenticia en otras épocas. Pues los productos obtenidos con la matanza del cerdo les permitía tener la despensa llena buena parte del año.
El sacrificio del cerdo es, en muchas ocasiones, ya sólo un recuerdo en Overa, una costumbre ancestral casi en desuso. Ha pasado de ser una necesidad en los hogares a una tradición, un momento de encuentro familiar.
El cambio de forma de vida al sustituir el medio rural por el urbano constituye una de las causas principales. La imposibilidad de comer carne de cerdo por motivos de salud, o que la familia se compone de pocos miembros constituyen otras, y los jóvenes que se quedan en el medio rural, están cada vez menos interesados por lo engorroso de cebar el cerdo, lo complicado de llevarla a cabo y el avasallamiento industrial.

A mi madre, con todo el amor del mundo.
Fotografía tomada durante la realización de la
matanza del cerdo en la finca El Recreo.
En ella, la autora y su madre, María Díaz.





BIBLIOGRAFÍA
-La matanza rural, 1999. J.M. Hernández Escorial