lunes, 13 de julio de 2015

ANFIBIOS DE OVERA. Por José Luis Molina Pardo



Anfibios de Overa





La conquista de la tierra

       La vida, como todos sabemos, se originó en el mar y pasaron millones de años hasta que algunos organismos consiguieron desembarcar en tierra firme. Los artrópodos (y antes, las plantas) fueron los pioneros en conseguir esta hazaña. Dentro del grupo de los vertebrados, los primeros que fueron capaces de abandonar el medio acuático, de manera gradual e imperfecta, e iniciar su periplo por las tierras emergidas, fueron los anfibios. Son por tanto los vertebrados terrestres más antiguos de la Tierra. Esto les supuso grandes cambios en su anatomía, como el desarrollo de estructuras óseas de sostén para contrarrestar el efecto de la gravedad o el desarrollo de pulmones (cosa que ya consiguieron sus antecesores, los peces pulmonados) con los que poder respirar en este nuevo ambiente. Lo consiguieron gracias a la metamorfosis, proceso por el cual, tras la eclosión de las puestas en el agua, las larvas pasan por distintas fases de desarrollo hasta convertirse en fases con cuatro patas, los cuales presentan un modo de vida terrestre, algo único en vertebrados. Sin embargo, no han podido desvincularse completamente de su antiguo medio pues sus huevos no presentan cubiertas duras, como ocurre en aves y reptiles, capaces de evitar la deshidratación y por lo tanto, aún están obligados a acudir a los puntos de agua para reproducirse.


La palabra anfibio proviene del griego - amphi (ambos) y bio (vida) - y significa doble vida. Se trata de animales de piel desnuda y permeable que presentan un ciclo de vida complejo. Poseen una gran importancia dentro de la cadena trófica, actuando simultáneamente como presas y depredadores. Los adultos cazan al acecho y se alimentan principalmente de insectos, mientras que las larvas suelen alimentarse de detritus y restos vegetales, pudiendo llegar en ocasiones a ser depredadoras muy activas o a nutrirse de carroña.





POZA DE SANTA BÁRBARA EN EL RIO ALMANZORA Foto: José Luis Molina Pardo



Los anfibios, el grupo faunístico más amenazado del planeta


      En las últimas décadas se ha detectado un declive en este grupo a nivel mundial. Para que nos hagamos una idea del alcance de este problema, según los expertos, el 32% de los anfibios está amenazado, frente al 12% de las aves o el 23% de los mamíferos, constituyendo el grupo de vertebrados terrestres más amenazado a nivel mundial. Esto es debido, entre otros factores, a que sus características biológicas y ecológicas los hacen ser muy sensibles a las alteraciones ambientales, siendo en zonas con escasas precipitaciones, como Overa, algo más evidente, al encontrarse algunas de las especies rozando sus límites fisiológicos. Esto los convierte en excepcionales bioindicadores, que nos alertan sobre la salud de los ecosistemas.



Ahora bien, ¿A qué se deben estos cambios y por qué les afectan tanto?




POSTMETAMÓRFICO DE SAPO CORREDOR Foto: José Luis Molina Pardo

    Debemos pensar que los anfibios pasan sus etapas larvarias (como renacuajos) en el medio acuático y sus etapas posteriores en el terrestre y que todos poseen carácter colonial en su reproducción (los puntos de agua adecuados son pocos y frecuentemente en ambientes áridos están distantes unos de otros); por lo tanto, cualquier afección a alguno de estos medios, les va afectar en gran medida. Esto no es algo que ocurra de manera anecdótica; estos cambios tanto de origen antrópico como natural, son una realidad y están ocurriendo constantemente.

Almería es una de las zonas más áridas de Europa, y solo por esto, de manera natural, el cambio climático va a tener un gran impacto, haciendo disminuir o desaparecer zonas encharcadas y siendo el agua en superficie un bien cada vez más escaso. El hombre también acelera estas modificaciones; actualmente son frecuentes los cambios masivos en los usos del suelo, la intensificación agrícola o la sobreexplotación de los acuíferos. También relacionado con el hombre, el manejo excesivo o el abandono de las actividades tradicionales de nuestros campos afecta a sus puntos de reproducción. Pensemos las afecciones que tienen sobre las poblaciones de anfibios y resto de fauna acuática (incluso en las aves de la zona, que acuden a ellos como bebederos y zonas de baño), abrevaderos o albercas que son limpiados en exceso, eliminando en la mayoría de los casos gran parte de las larvas en primavera y verano. No menos importantes son las infraestructuras antiguas de riego o utilizadas para el pastoreo, elementos que ya han perdido su uso inicial; no van a ser reparados y perderán su función también como puntos de reproducción para los anfibios. Además, al poseer una piel húmeda muy permeable a cualquier contaminante que es rápidamente absorbido por su cuerpo, se llegan en muchos casos a generar malformaciones durante el desarrollo del animal o pérdidas de fertilidad en los adultos. A todo esto, debemos añadir uno de los grandes problemas que afectan a la biodiversidad a nivel global, la introducción de especies exóticas invasoras. Especies como el cangrejo americano, los galápagos americanos o las carpas y carpines que tenemos en nuestras balsas (todas ellas presentes en Overa), depredan sobre sus huevos y larvas o sobre la vegetación que los cobija en algunos casos, dejando a estos puntos de agua inservibles para su uso como zonas de cría en los anfibios.




LARVAS MUERTAS AL SECARSE PUNTO DE AGUA. Foto: José Luis Molina Pardo

     El medio terrestre tampoco está exento de este tipo de afecciones; la destrucción y fragmentación de sus hábitats por el incremento de la agricultura intensiva, o la presión urbanística conllevan no solo que dejemos a estas especies sin un lugar donde poder vivir, sino que además, por ejemplo, la infraestructura viaria asociada causa un gran número de atropellos de adultos que podrían criar, lo que merma aún más sus poblaciones.


      Si no era bastante, están apareciendo nuevas enfermedades, algunas originadas por hongos, como la quitridiomicosis, que en poblaciones en las que en principio ninguna de estas presiones parece estar actuando, en ambientes prístinos e idílicos para los anfibios como reservas protegidas en selvas tropicales o lagos de montaña, están ocurriendo extinciones masivas de muchas poblaciones. En Almería no se ha detectado hasta la fecha esta enfermedad, pero debemos ser cautelosos pues sí ha aparecido en otras zonas cercanas de Andalucía. De manera preventiva, cuando se trabaja con anfibios es imprescindible desinfectar todo el equipo, ya que podemos estar propagando de manera inconsciente esta enfermedad.


Especies “presentes” en Overa.


      La mayoría de los anfibios, contrariamente a la creencia popular, en sus etapas postlarvarias son terrestres, acudiendo únicamente a los puntos de agua para reproducirse. Se trata de animales con hábitos discretos, que suelen ser nocturnos y pasar gran parte del tiempo en sus refugios, pasando casi totalmente desapercibidos.

Dentro de los anfibios, a nivel global, contamos con tres grandes grupos: Los urodelos, o anfibios con cola en su edad adulta (tritones y salamandras); los ápodos, o anfibios sin extremidades (las cecilias, sin representación en el continente europeo), y los anuros, o anfibios sin cola en sus fases postlarvarias (ranas y sapos). En Almería, únicamente contamos con anuros, concretamente con ocho especies, cinco de las cuales, o están presentes en Overa o han tenido una estrecha relación con nuestra tierra.




PUESTA DE SAPO CORREDOR Foto: José Luis Molina Pardo


Características generales de los anuros:

      En anuros la fecundación suele ser externa y consiste en la liberación al medio acuático (en muy raras ocasiones, como los sapos parteros, en tierra) de los huevos por parte de la hembra, mientras el macho las abraza y los fecunda con nubes de esperma. A esto es a lo que denominamos “amplexo”. La diferencia entre sexos es poco evidente en algunas especies, siendo las hembras las alcanzan tamaños mayores (excepto en el caso del sapillo pintojo, que son de menor tamaño que los machos). Los machos suelen presentar las extremidades delanteras más desarrolladas y en época de reproducción, pueden aparecer callos en sus dedos, a los que denominamos tubérculos o callosidades nupciales, cuya función es la de sujetar de una manera más eficaz a la hembra durante el amplexo. Las larvas presentan respiración branquial mientras que en las fases terrestres es pulmonar, contando estos últimos además con un sistema complementario, la respiración tegumentaria a través de la piel.


Especies más relevantes en Overa:


Rana común (Pelophylax perezi)



RANA COMÚN, presente en todos los embalses, balsas, boqueras, acequias..etc.


     Es una especie de tamaño mediano, con coloraciones muy variables. Presenta tímpanos muy visibles y sus ojos son prominentes con pupilas ovaladas. Suele presentar además, en la mayoría de los ejemplares, una línea vertebral dorsal de color blanco o pardo. De hábitos diurnos (realmente, el único anfibio con actividad diurna) y de vida muy acuática, aparece ligada siempre a los puntos de agua permanentes o semipermantentes en los que se reproduce. Es frecuente escucharlas cantar durante la primavera y en verano, lo que la convierte en una de las especies más fáciles de detectar. Sus larvas son verdosas de gran tamaño y sus puestas son de aspecto globoso. Se desplaza a saltos y es frecuente verlas en las orillas de pozas acechando a sus presas o asoleándose. Cuando nos acercamos, saltan al agua y se entierran en el barro o se esconden entre la vegetación, permaneciendo sumergidas por largos periodos de tiempo. Es una especie poco selectiva respecto al hábitat y que tolera zonas bastante contaminadas; ejemplos de esto los encontramos en las pozas creadas en “La Santa”, originadas por las aguas residuales de la depuradora de Huércal y donde aún es frecuente encontrarlas, ayudando a controlar de esta manera las ingentes densidades de mosquitos que se producen aquí.


Es un endemismo ibérico; su distribución mundial queda restringida a la península y el sur de Francia. Es una especie muy abundante en Almería, con densidades menores en las sierras. En Overa la podemos encontrar en asociada a remansos en nacimientos y cursos de agua, o a infraestructuras de origen antrópico, como embalses, albercas o acequias.



Ranita meridional (Hyla meridionalis)




RANITA MERIDIONAL. Foto: José Luis Molina Pardo


     La ranita meridional es un anfibio de aspecto inconfundible, de pequeño tamaño, con un color verde claro brillante que únicamente podría confundirse con su especie gemela, la ranita de San Antón, la cual posee anchas franjas negras laterales que sobresalen dorsalmente sobre las ingles, a modo de “ojos” y, aparte, no está presente en nuestra provincia. Sus larvas, muy transparentes, son de tamaño mediano, anchas membranas caudales y colas “afiladas”. Sus puestas, de aspecto globoso. Es una rana arborícola que tiene ventosas en sus dedos y solemos encontrarla asociada a la vegetación de ribera. De hábitos nocturnos y ligada a los puntos de agua, en época de reproducción impresiona escuchar los sonoros coros que forman los machos durante la noche para atraer a las hembras.

Está presente en el sur del continente europeo y el norte de África. En Almería es una especie muy escasa, presente únicamente en la cuenca del Río Adra. Por lo tanto, en Overa actualmente no la podemos encontrar, si bien, la incluimos en este listado porque hay datos antiguos de su presencia y se trata de una especie que ha sufrido una gran regresión en los últimos años en toda su distribución, extinguiéndose en tiempos recientes en zonas cercanas, como la región de Murcia o la costa oriental granadina. Algo curioso relacionado con la ranita meridional, es que aunque la coloración suele ser verde, encontramos en ocasiones individuos completamente azules, marrones o variegados. Es una especie muy sensible a la contaminación química e incluso orgánica del agua.


Sapo común (Bufo spinosus)




SAPO COMÚN EN OVERA. foto: José Luis Molina Pardo



     Es el sapo de mayor tamaño que podemos encontrar en Overa; de aspecto perezoso, piel gruesa y muy verrugosa. Para su correcta identificación debemos atender al color de su iris, rojo herrumbroso, a la disposición oblicua de sus glándulas parótidas (las dos glándulas de gran tamaño que presenta en la parte superior de su cabeza, detrás de los ojos) y percatarnos de que su tímpano es poco o nada visible. Los adultos son terrestres, se desplazan de noche o tras las lluvias andando o con cortos saltos. Se reproduce en puntos de agua preferentemente de carácter permanente y con renovación del caudal. Sus larvas son oscuras y de pequeño tamaño. Sus puestas, cordones estrechos con miles de huevos.

A nivel global, antes era una de las especies con mayor distribución, aunque recientemente las poblaciones ibéricas y norteafricanas han sido elevadas a especie propia. En Almería lo podemos encontrar en toda la provincia, siendo más frecuente en zonas de interior. En Overa es una especie por desgracia cada vez menos frecuente, que aún podemos encontrar en todo el territorio.


Sapo corredor (Bufo calamita)




SAPO CORREDOR. Foto: José Luis Milna Pardo


     Es un sapo de tamaño mediano-grande que presenta una piel verrugosa, por lo que solo podríamos confundirlo en nuestra zona con el sapo común. Lo podemos diferenciar por presentar el iris de color verdoso, las glándulas parótidas dispuestas paralelamente y porque frecuentemente presenta una línea vertebral de color claro en la parte superior de su cuerpo. Tímpano poco a nada visible. Su nombre común, sapo corredor, es consecuencia de que suele desplazarse andando o corriendo, en contadas ocasiones es capaz de saltar. Sus larvas son pequeñas, de color oscuro y de menor tamaño en general que las del sapo común y la puesta, al igual que en el sapo común, está constituida por un cordón estrecho con miles de huevos.

Es una especie muy adaptada a zonas áridas, en la que los adultos presentan hábitos muy terrestres y por lo tanto una gran capacidad para colonizar nuevos ambientes. Se encuentran activos durante la noche y se reproducen preferentemente en puntos de agua con carácter temporal, siendo el desarrollo de las larvas muy rápido, en ocasiones, concluyéndolo en apenas un mes. Algo muy característico de su biología reproductiva y que podemos tener la oportunidad de disfrutar en Overa, es que después de episodios de lluvias y siempre que la temperatura ambiental no sea muy adversa, los machos acuden en masa a los puntos de agua donde se reproducen y se crean coros enormes de sapos que se escuchan a gran distancia, con los que consiguen atraer a las hembras para reproducirse.

Aunque su distribución no es tan extendida como la del sapo común, esta especie también tiene una amplia distribución por gran parte de Europa. En Almería lo podemos encontrar en toda la provincia, utilizando hábitats de muy diversos tipos pero siendo más frecuente en zonas áridas y litorales. En Overa lo podemos encontrar en todos los hábitats del territorio.


Sapillo pintojo ibérico (Discoglossus galganoi jeanneae)




SAPILLO PINTOJO. Foto: Lola Fernández Cazorla


       Es un sapo pequeño, sin glándulas parótidas, de aspecto similar a una rana y muy fácil de confundir con esta. Para diferenciar ambas especies uno de los caracteres fiables que nos indica si se trata de una o de otra es la presencia visible de tímpano, muy grande y conspicuo en la rana común. En distribución de manchas, el sapillo pintojo posee una franja negra detrás del ojo que se ensancha hacia atrás, y su pupila redondeada puede adquirir forma de lágrima invertida. Por encima, la cabeza suele presentar además una mancha oscura en triángulo hacia atrás situada entre los ojos. Las fases terrestres suelen vivir asociados a la vegetación de los puntos de agua en los que se reproducen. Se desplazan a saltos y son de hábitos nocturnos, permaneciendo durante el día escondidos en sus refugios. Las larvas, muy pequeñas y oscuras en sus primeros estadíos, se desarrollan en poco tiempo, preferentemente en charcas temporales, aunque lo pueden hacer también en arroyos y fuentes. Sus puestas están compuestas por grupitos dispersos de huevos.




SAPILLO PINTOJO , Foto: Lola Fernández Cazorla


    Es una especie en clara regresión en gran parte de su área de distribución; endémica de la península ibérica, el grueso de su población se encuentra en Andalucía. En Almería es una especie que se encuentra en peligro, seguramente es la especie de anfibio más amenazada en nuestra provincia, con poblaciones dispersas que cuentan con pocos individuos. En Overa podemos encontrar pequeñas poblaciones aisladas asociadas a ríos y pequeños arroyos de afloramientos calizos o yesíferos.


Mitos y leyendas sobre anfibios arraigados en Overa


¿Son los sapos animales dañinos?


      Al igual que ocurre con los reptiles, los anfibios nunca han sido bien vistos por la sociedad, siendo considerados animales mitológicos, de mal agüero y perjudiciales: todos recordamos películas y relatos en los que los sapos son un ingrediente indispensable para los brujos en sus conjuros o maleficios. Por supuesto, todo esto no está fundamentado y solo forma parte del folklore popular; un sapo no deja de ser un animal pacífico, de defensa pasiva, que sólo intenta vivir su vida como bien puede, sin meterse con nadie. Nos puede parecer más o menos agraciado, pero es indudable que cumplen su función dentro de los ecosistemas (incluido los ecosistemas humanos, como jardines y huertas) y no existe motivo alguno por el cual debamos eliminarlos.




SAPO CORREDOR ATROPELLADO. Foto: José Luis Molina Pardo


¿Son los sapos venenosos?


      Debemos aclarar que las glándulas presentes en la piel de los anfibios pueden generan sustancias tóxicas, es un mecanismo de defensa que utilizan para evitar ser depredados y para que los hongos no invadan sus húmedas pieles. En nuestra zona las especies que tenemos son inofensivas y no nos va a ocurrir nada si tocamos a alguno de nuestros sapos (es más, podríamos perjudicarlos nosotros más a ellos si nuestras manos están contaminadas con nicotina u otras sustancias químicas, o simplemente, desecarlos con el toqueteo), si bien cuando esto ocurra, siempre debemos tener la precaución de lavarnos las manos con abundante agua, pues estas sustancias si pueden resultar levemente irritantes.



¿Se me va a caer el pelo, me quedaré ciego o me van a salir verrugas si un sapo “me escupe”?

      Esto nada tiene que ver con la realidad; se trata de una absurda creencia que proviene de la superstición colectiva, además de incoherente pues los sapos, para empezar, no pueden escupir ni, por supuesto, en su piel o en su saliva existen componentes capaces de dejar calva a una persona, producir ceguera o de hacer que aparezcan verrugas en nuestra piel.


¿Llueven ranas?


     Resulta muy común escuchar afirmaciones de este tipo. A ciencia cierta, como todos ya sabemos, es algo incierto. Lo que sí es verdad es que los anfibios se vuelven más activos en días lluviosos, por lo tanto, salen en masas tras una borrasca, casi de debajo de las piedras. Además, en muchas especies, como el sapo común y el corredor, con puestas que pasan ampliamente a veces el millar de huevos, cuando los renacuajos se transforman en sapitos en miniatura, de apenas 1 cm, permanecen escondidos en sus refugios cerca de los puntos de agua y aprovechan este tipo de días para dispersarse. En estos momentos es frecuente pasar de no ver ningún sapillo a poder ver cientos o miles de ellos, lo que nos puede dar una idea equivocada de lo sucedido.


¿Las ranas pueden criar pelo?


       Esto lo decimos haciendo alusión a algo imposible. Los anfibios, como hemos visto anteriormente tienen una piel desnuda desprovista de cualquier tipo de faneras, sean escamas, pelos o plumas.


Beneficios y servicios de los anfibios


      Los anfibios son piezas clave dentro de nuestros ecosistemas; animales muy beneficiosos para nuestros campos por sus hábitos alimenticios, verdaderos agentes de control biológico en nuestros cultivos, capaces de controlar explosiones de insectos y babosas que pueden llegar a ser tan dañinas económicamente hablando. Además, son el grupo de vertebrados más amenazado del planeta, y en nuestra zona conviven especies de distribución restringida que no podemos ver en ninguna otra parte del mundo. Por lo tanto, en nuestra mano está la obligación y el deber de protegerlos y conservar los hábitats donde ellos viven.







José Luis Molina Pardo realizando su trabajo de campo.

AMPLIACIÓN:

- Guía básica para la determinación de especies de anfibios del sureste ibérico. Proyecto amphibia. Asociación Columbares: http://www.columbares.org/mapa-amphibia/archivos/guia-basica-amphibia.pdf



- Anfibios de la provincia de Almería. Asociación Serbal: http://serbal-almeria.com/noticias/20-anfibios-de-la-provincia-de-almeria

- SIARE. Servidor de Información de Anfibios y Reptiles de España. Asociación Herpetológica Española (AHE): http://siare.herpetologica.es/bdh/distribucion